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La Minuta

Chile exige verdad y justicia a 50 años del golpe militar y empresarial

“A 50 años del golpe, Allende siempre presente, Chile exige verdad y justicia ahora”, se leía en el lienzo frente a la marcha que desfiló ayer a un costado del Palacio de La Moneda, por el cual hace 50 años fue sacado, sobre una camilla y cubierto por una manta de lana, el cadáver del presidente Salvador Allende. El golpe del 11 de septiembre de 1973 liderado por el general Augusto Pinochet dio inicio a una dictadura de 17 años, que dejó más de 40.000 víctimas, entre ellos más de 3.200 ejecutados.

El gobierno de Gabriel Boric, a través del Ministerio del Interior y Carabineros, decidió empadronar a aquellas organizaciones que deseaban participar «oficialmente» en la marcha tradicional que se realiza en Santiago desde el centro de la ciudad hasta el Cementerio General, en memoria de las y los luchadores sociales caídos durante y despues del golpe militar y empresarial.

Boric marchó unos minutos en la cabecera de la romería, fuertemente escoltado por la policía con y sin casco y algunos miembros de su gobierno, mientras miles de personas que no se empadronaron, ni nunca se enteraron de semejante procedimiento y exclusión, fueron brutalmente castigadas por las Fuerzas Especiales de Carabineros y sus coches blindados desde el inicio de la caminata, dividiéndola entre los «legales y los ilegales». Los ataques de la policía dejaron heridos y detenidos.

Por la noche, una manifestación sólo de mujeres, vestidas de negro, en silencio y portando velas encendidas, marchó en torno a la sede del gobierno. Todo esto en la antesala del lunes 11 de septiembre, cuando tendrá lugar en la Plaza de la Constitución la ceremonia oficial por el medio siglo transcurrido desde la ruptura institucional en Chile con bárbaros delitos de lesa humanidad cometidos por agentes del Estado, apoyados principalmente por el gobierno de Estados Unidos pero también de otros países como Brasil, así como el coronel mexicano Manuel Díaz Escobar, agregado militar y aéreo de la embajada de México en Chile.

“Dos fantasmas acechan entonces a la política chilena y dos caminos diferentes se perfilan para el país: un ex dictador fallecido en 2006 y que nunca fue juzgado; un socialista pacifista, fallecido con una ametralladora en la mano”, resume el escritor Franck Gaudichaud la situación de Chile.

A nivel internacional, la implementación del neoliberalismo a punta de metralla en Chile fue un referente central para políticos y empresarios de derecha. Como ejemplo, cabe recordar que el actual presidente de Rusia, Vladimir Putin, señaló en los años 90 ante un grupo de empresarios alemanes que una dictadura tipo Pinochet sería deseable, distinguiendo que si la violencia tiene como objetivo promover inversiones de capital, es necesaria, recibiendo aplausos de la comitiva.

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