Ayer concluyó la campaña electoral 2023-2024, la más grande de toda la historia, pues se renovarán unos 20,000 cargos. Sin duda, esta contienda dejó muchas víctimas en el camino. Sin embargo, tanto las cifras como la lectura de la violencia electoral varía mucho.
En un extremo está la narrativa del gobierno que minimiza la violencia. El presidente López Obrador defendió que ha habido menos agresiones que en otras elecciones, culpando al “sensacionalismo” de los medios. Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, informó que hasta el 28 de mayo el gobierno tiene registrado solamente 22 homicidios de aspirantes y candidatos desde el inicio del proceso electoral.
Por otra parte, varias empresas de análisis electoral tienen otros datos, las más citadas son de Laboratorio Electoral, DataInt e Integralia. Estas firmas registran entre 34 y 39 aspirantes y candidatos asesinados. Integralia, vinculado a Carlos Ugalde, criticado ex Consejero presidente del IFE en 2003-2007, afirma que en actual proceso la violencia electoral aumentó un 150 % comparado con la elección intermedia del 2021.
Sin embargo, también hay otras lecturas, entre ellas la de la consultora Etellekt. Esta empresa documentó para el proceso electoral 2018 un total de 48 aspirantes y candidatos asesinados, y la calificó como la elección más violenta de la historia. Mientras que para el proceso electoral de 2021 registró el asesinato de 35 aspirantes y candidatos.
Lo que destaca en el actual proceso electoral son cambios en el patrón de violencia política-electoral en algunos estados y regiones. Por ejemplo, Oaxaca registró menos hechos de violencia extrema que en los procesos anteriores, mientras que en Chiapas aumentó significativamente, hasta con masacres con 8 víctimas y un fin de semana sangriento con cuatro atentados a eventos de campaña que cobraron un total de 9 víctimas. Mientras, Guerrero sigue encabezando la lista de este tipo de violencia. También Puebla, Morelos y Michoacán destacan por una preocupante violencia electoral en el actual proceso.
En resumen, en la vida cotidiana y en tiempos electorales, la violencia sigue demasiado presente en muchos rincones del país, y las autoridades no lograron garantizar un proceso electoral libre y sin intromisión los intereses de poderes fácticos que intentan afianzar o aumentar su control territorial.
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